En los 2 últimos años no dejamos de escuchar distintos titulares sobre como los distintos gobiernos y entidades como el Banco de China, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Reserva Federal de Estados Unidos están intentando por todos los medios acabar con el uso de dinero en efectivo.
Si bien es cierto que, a priori, esto solucionaría muchos problemas de tráfico de drogas, dinero negro o flujos de capital ilícito, lo cierto es que las consecuencias negativas que tendría hacen que la amplia mayoría de la población rechace estas medidas.
¿Quién quiere perder la privacidad? ¿Está el dinero “virtual” a salvo de los piratas informáticos?
Todos hemos experimentado en alguna ocasión algún problema con una tarjeta de crédito. ¿Qué ocurre si se elimina el dinero en efectivo y hay una caída del sistema?
Estos interrogantes son sólo algunos de los que han provocado que el uso del dinero en efectivo siga siendo el método de pago favorito de la mayoría de ciudadanos, especialmente en las compras pequeñas del día a día.
Tal vez los gobiernos prohiban el uso del dinero en efectivo para transacciones de más de 1.000€, pero lo cierto es que el grueso de las operaciones comerciales que se realizan en nuestro país suelen ser compras en pequeños comercios.
Estados Unidos y Europa se distancian cada vez más
Mientras que Estados Unidos apuesta por un modelo de negocio en el que se potencia la aparición de grandes cadenas de distribución como Walmart o Target. En Europa y, especialmente en España y Francia, todavía se protege socialmente a los pequeños comercios frente a las grandes superficies.
Una gran parte de la sociedad prefiere realizar sus compras diarias en establecimientos pequeños como una carnicería, una farmacia o una panadería donde van a recibir un trato personal.
En este tipo de negocios, se recomienda el uso de sistemas de cobro como Cashlogy, que cobran y devuelven el importe exacto de la cuenta, permitiendo a los dependientes centrar su esfuerzo en mejorar otras áreas del comercio.
Los pequeños negocios suelen tener muy buen servicio al cliente, pero no pueden competir a nivel de productividad con las grandes superficies que tienen todos los procesos automatizados. Es por ello que Cashlogy es uno de los mejores aliados de los establecimientos medianos y pequeños, ya que mejora la productividad y reduce los gastos.