La campaña de rebajas de verano se posiciona como salvavidas para el pequeño comercio y estima un nivel de contratación superior al 9% respecto a 2017 con más de 179.000 nuevos puestos de trabajo. Unas previsiones positivas que contrastan con el desastre experimentado durante el año pasado, donde los ingresos fueron planos y no se apreció el efecto de las rebajas.
Con una primavera desastrosa por el clima, donde las continuas lluvias han retrasado las compras de la ropa de verano, se espera que muchas personas aprovechen el período de rebajas para comprar todos los artículos que llevan meses mirando pero que por el mal tiempo se han resistido a comprar.
Cuando en marzo, abril o mayo hace una temperatura media de 20 grados y llueve la mitad de los días es muy difícil sacar adelante el stock de trajes de baño, camisetas, zapatos, cosmética solar o llenar los restaurantes de la costa. España es un país muy sensible al mal tiempo y su modelo de turismo no está preparado para un clima frío.
Otro de los factores por los que es muy importante crear un período de rebajas atractivo es por la recuperación de puntos turísticos como Egipto, Grecia o Túnez, que vuelven a activarse y a recuperar los turistas que durante todos estos años hemos ido recibiendo por la inestabilidad política que vivían.
El comercio tiene que esforzarse en hacer que nuestro país sea atractivo para los turistas y que aumente el gasto per cápita para compensar la estabilización de entradas en nuestras fronteras. De hecho, lo ideal según muchos expertos sería una reducción de turistas y cambiar el modelo de turismo masivo por otro con menos volumen de personas, pero con mayor poder adquisitivo.