Durante años se ha hablado de estrategias de publicidad, herramientas de marketing y todo tipo de consejos para mejorar los ingresos de un negocio. Hoy os proponemos que copiéis a las grandes corporaciones y os adentréis en el mundo del packaging.
Diseñar un packaging propio tiene muchas ventajas a nivel de branding y potencia nuestra imagen de marca con el paso del tiempo. ¿No os ha pasado que hay tiendas que tienen cajas o bolsas tan bonitas que nunca las tiras y las guardas para usarlas más tarde?
Los pequeños comercios tienen que competir con las grandes superficies y atacar donde estas no pueden llegar. Y precisamente la personalización del servicio, el trato cercano con el cliente y la presentación de los productos son señas de identidad y elementos diferenciadores que potencian las ventas.
La clave está en los detalles: Usar materiales biodegradables, sustituir el embalaje de plástico por papel de diseño, añadir tarjetas, lazos, un sistema de cierre específico, o simplemente diseñar una caja con nuestra imagen corporativa son elementos que no podemos descuidar. Un buen packaging puede aumentar el valor de un artículo y la percepción que los clientes tienen sobre él.
En Japón son reyes del apartado visual y se cuidan al máximo todos los detalles para que el producto final sea lo más atractivo posible para los clientes. Su obsesión por la perfección llega a tanto que seleccionan la fruta unidad por unidad para crear composiciones estéticamente placenteras.
Como curiosidad, en la industria del perfume se calcula el precio final de un producto en base a porcentajes donde el coste de fabricar la fragancia es mínimo y apartados como el marketing, la inversión en publicidad o el diseño del frasco y el packaging se llevan la mayor parte. Y es que, aunque un perfume nos gusta o no al olerlo, las marcas tienen comprobado que un packaging atractivo multiplica las ventas por sí solo.