Cuando tienes un negocio familiar que ha mantenido su actividad durante varios años y tiene éxito, es muy común que la expansión nacional o internacional sea el siguiente paso natural. El problema viene cuando las pequeñas empresas tienen que ver la financiación disponible y no tienen acceso a una línea de crédito con buenas condiciones.
Para estos casos, existen varias subvenciones que van variando a lo largo del año y que están pensada para ayudar a la expansión de los pequeños negocios. Se puede tratar de subvenciones directas, cuando el Gobierno o un organismo público da una cantidad de dinero determinada; o de financiación indirecta, cuando se ofrecen incentivos fiscales a las empresas.
Ya sea por medio de inyecciones de capital o por bonificaciones fiscales, el Estado está interesado en ayudar a todos los negocios que crean riqueza y puestos de trabajo dentro del país. Por este motivo, es muy sencillo conseguir bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social si contratamos a personas jóvenes, mayores de 50 o personas con un grado de discapacidad igual o superior al 33%.
Otro de los sectores que más atención están recibiendo por parte de las arcas públicas es el de la investigación, desarrollo de tecnología y todos los negocios que trabajan con un modelo productivo donde la innovación es la máxima prioridad. Es posible conseguir subvenciones para el uso de patentes, para contratar personal altamente cualificado, para material de oficina o laboratorio o incluso para agilizar el proceso de expansión internacional.
Así que, si tienes pensado ampliar tu negocio, es un buen momento para valorar todas las alternativas de financiación que tienes a tu alcance y, de este modo, maximizar tu presupuesto y llegar a la meta de la forma más rápida y sencilla posible.