El coste del alquiler en el centro de las ciudades y la competencia de las grandes cadenas está haciendo que cada vez más negocios pequeños se muden a los barrios de alrededor. No sólo consiguen reducir sus gastos fijos, sino que reactivan la actividad comercial de la zona y dan respuesta a una demanda creciente.
Los consumidores demandan otra vez tiendas familiares, el contacto directo con los dependientes, los productos locales y los pequeños comercios con identidad propia. El problema es que, a pesar del aumento de las ventas minoristas, la mayoría de pequeños negocios no pueden competir con una multinacional que tiene 4.000 tiendas abiertas y puede pagar cientos de miles de euros de alquiler al año.
Y es que, no es lo mismo pagar un alquiler de 6.500€ al mes que uno de 900-1.400€ si nos mudamos 4 o 5 calles más lejos de nuestro emplazamiento original. Generalmente a los clientes más fieles no les importa andar un poco más, por lo que además de ahorrar dinero los pequeños negocios que se mudan a un barrio cercano suelen ampliar su cartera de clientes.
Otro de los beneficios de cambiar de local a una zona más barata es que tienes la posibilidad de conseguir un local más amplio. En el centro cada metro cuadrado se paga a precio de oro, pero en la periferia podemos disfrutar de un local el doble de grande por la mitad del precio que pagábamos antes. Y esto también se traduce en mayor visibilidad para la gente de la zona.
Los barrios están recuperando la actividad comercial porque los consumidores cada vez están más cansados de los centros comerciales y de las cadenas, las ventas minoristas crecen año a año con fuerza y las previsiones son positivas.