La semana pasada os hablamos brevemente de la importancia de conseguir ingresos pasivos, tanto para diversificar los ingresos de tu negocio como para asegurar tu salud financiera a largo plazo. También vimos algunas ideas como el alquiler, la inversión en bolsa, los intereses financieros o la creación de franquicias.
Hoy, sin embargo, vamos a centrarnos en el concepto puro de “negocio pasivo” y de factores externos como la inflación o los impuestos. Elementos que afectan seriamente a las cuentas de resultados de tu año fiscal y que te pueden hacer dudar si la gestión de tu negocio es eficiente o no.
Hay personas que tienen la finalidad de conseguir una cantidad de ingresos pasivos lo suficientemente alta como para dejar de trabajar y, si bien es cierto que esto es posible, requiere de una disciplina financiera y unos conocimientos del mercado que no todo el mundo tiene.
De igual modo que al invertir en un fondo de pensiones tenemos que analizar a largo plazo los intereses, el riesgo, la estabilidad política de nuestro país, la solvencia de la entidad donde contratamos el producto o la inflación media anual para saber si nos resulta interesante, cuando vamos a invertir en algo que genere ingresos pasivos también tenemos que empezar a hacer cálculos detallados.
España tiene un sistema de impuestos donde se penaliza a las personas que obtienen ingresos de múltiples fuentes y en muchas ocasiones los números finales no salen. Un buen ejemplo de ello es un trabajador que cobra una nómina cada mes y acepta un trabajo extra que debe facturar como autónomo, cobra un alquiler o tiene depósitos bancarios.
Te recomendamos que antes de invertir acudas a un gestor que te ayude a planificar tu año fiscal, anticiparte a posibles sorpresas y que calcules bien si te interesa conseguir ingresos pasivos de una forma u otra.