En ocasiones nos creemos que lo más difícil de montar un negocio es conseguir que despegue y tenga éxito y, aunque es cierto que es una parte muy complicada, lo cierto es que lo que más dolores de cabeza genera a los emprendedores es mantener a flote un negocio propio a largo plazo.
Factores como la financiación, los gastos de Seguridad Social y Hacienda, costes fijos, ingresos pasivos o morosidad son conceptos que tenemos que conocer al milímetro para evitar sorpresas y que nuestro negocio se resienta.
Con un contexto definido, es el momento de entrar en detalle y explicar nuestras claves para que os convirtáis en expertos en gestión financiera de vuestro propio negocio:
1. Costes fijos: Ante cualquier traspié, lo primero que hay que analizar son nuestros gastos fijos. Costes como la luz, el combustible, seguridad, sueldos, primas, alquiler, servicios como internet o los costes operativos bancarios. Haciendo una pequeña parada en cada uno, seguro que podremos reducir el dinero que necesitamos para empezar el mes.
2. Ingresos pasivos: Una de las mejores formas de equilibrar nuestra balanza es generar ingresos pasivos. Un ejemplo de ellos son los alquileres, los intereses generados por un depósito o algo tan sencillo como una máquina de vending. La idea es complementar la línea principal de tu negocio para hacerte menos dependiente y proteger tu negocio de cara al futuro.
Si por ejemplo tienes una farmacia y el local es amplio, puedes ofrecer servicios de nutrición a tus clientes, aumentando no solo el atractivo general de tu negocio, sino que también consigues más dinero al llevarte un porcentaje de lo que cobre el nutricionista.
¿Has tenido en cuenta estos factores durante el último año? Si te han gustado nuestros consejos estate atento a la segunda parte del artículo donde hablaremos de otro aspecto tan importe como la financiación.