La consultora financiera Enryo ha publicado un estudio sobre el uso del dinero en efectivo en Reino Unido, arrojando datos tan interesantes como que el 76% de los británicos considera que el gobierno debería tomar más medidas para proteger el dinero en efectivo y garantizar el acceso.
La reducción de sucursales y de cajeros disponibles ha levantado ampollas entre la población, hasta el punto de que un 37% de los encuestados apoyaría un cambio legislativo en el que se prohibiese a los negocios de primera necesidad o servicios esenciales no aceptar efectivo para pagar las compras. Entre todos los encuestados, un 26% dicen que directamente no acudirían a comercios donde el uso de efectivo no está garantizado.
La dificultad de acceso al dinero en efectivo perjudica especialmente a los más pequeños, a mayores y a colectivos vulnerables, 3 grupos sociales muy amplios que generalmente no tienen conocimientos o facilidades para operar con tarjetas de crédito y que utilizan el dinero en efectivo para sus compras.
Los medios de pago digitales han traído una serie de ventajas que muchos disfrutan, pero la sensación general es que la pérdida de privacidad, el aumento de los costes por el uso de tarjetas de crédito, o la reducción de cajeros son factores que perjudican no solo al ciudadano de a pie sino a todos los comercios que dependen de los grupos sociales que no tienen fácil acceso al sector bancario.
La repercusión de este estudio ha hecho que John Glen, el Secretario Económico del Tesoro Público, anuncie que el gobierno está estudiando medidas para proteger el futuro del dinero en efectivo y que todo el mundo tenga acceso a billetes y monedas en cualquier parte del país.