A la vuelta de la esquina y sin previo aviso, los trabajadores de una tienda a veces se encuentran con situaciones desagradables que ponen en un serio aprieto la seguridad de los comercios y que, no solo daña económicamente a un negocio, sino que provocan un desgaste emocional intenso: los hurtos y los atracos en tiendas.
A priori la pérdida económica es uno de los grandes problemas de un negocio, pero es que el perjuicio de estas prácticas van mucho más allá. Una plantilla de trabajadores sometida al estrés de este tipo de situaciones tiene una calidad de vida reducida, se daña la imagen del negocio y la opinión de los clientes vira hacia la negatividad más absoluta. Después de todo, ¿a quién le gusta ir a una tienda donde hay inseguridad?
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