El mundo de los negocios está viviendo una revolución como nunca vista en la historia del hombre. Hoy en día no es una tarea sencilla dominar términos como posicionamiento, análisis de big data, branding, reputación online, social media o saber hacer análisis predictivo, pero todos estos son necesarios si queremos triunfar dentro de un mercado globalizado donde la competencia es feroz.
La transformación digital de la empresa mantiene su ritmo de implantación. De hecho, se espera que en 2019 esta «digitalización» empresarial siga un ritmo creciente, sobre todo para la pequeña empresa.
El concepto de rentabilidad social es una técnica de marketing que utiliza proyectos que benefician a la comunidad para mejorar la imagen de una empresa, mejorar la calidad de vida de las ciudades y, por ende, potenciar los beneficios de un negocio.
La rentabilidad social es cada vez más importante tanto para las grandes corporaciones como para los pequeños negocios locales. Ya que estos han comprobado que si la salud de los barrios y pequeñas ciudades mejora, sus ventas aumentan en paralelo y la afluencia de clientes mejora.
Si en una inversión normal tú utilizas un capital X para obtener un beneficio directo Y, en la rentabilidad social ese capital genera beneficios derivados más complejos. Por ejemplo, un proyecto de obra social que recaude dinero para reformar un colegio o dar becas obtendrá un beneficio a corto plazo de mejora de imagen de la empresa, y a largo plazo conseguirá que aumenten el número de clientes con un buen empleo y medios económicos altos.
Está demostrado que las empresas con buena reputación y que se involucran en la comunidad tienen mayor éxito. Por eso, cada vez que abren un centro comercial o un negocio la publicidad dice: Este proyecto va a crear X empleos en la zona porque se va a priorizar la contratación de personal local.
La reputación de un negocio es importantísima, hasta el punto de que mucha gente consulta por internet antes de comprar o acudir a un negocio. Si tus clientes ven que te involucras en el barrio, que apoyas campañas locales, potencias la contratación de personas residentes de la zona y formas parte de la comunidad conseguirás lazos de amistad que protegerán los ingresos de tu negocio durante generaciones.
Cuando estaba en la universidad, mi profesor de Economía y Contabilidad
nos insistía una y otra vez que la clave para que un negocio funcione bien
(o la economía personal) es: actuar y establecer
nuestra hoja de ruta a largo plazo e ir modificando pequeñas cosas en función
de la actualidad política, económica y social que nos rodea.