Tener un negocio propio es una de las aventuras más excitantes y, al mismo tiempo, aterradoras que una persona puede experimentar a lo largo de su vida. Cumplir objetivos y llegar más allá de nuestras metas es una de las mejores sensaciones que podemos vivir pero, ¿qué hacemos cuando se avecina tormenta?
Los expertos hablan de que la economía es una rueda que funciona por ciclos que se repiten con el mismo patrón a lo largo de la historia. Pero lo que nadie te dice es que esos ciclos no afectan de igual manera a las empresas grandes y bien posicionadas que a los pequeños negocios familiares.
Nosotros te proponemos que eleves la vista al Olimpo de la economía y adoptes las mismas técnicas que han permitido a las multinacionales ahorrar costes y maximizar sus beneficios:
– Primer paso: Quizá es más duro, el primer paso es el de eliminar intermediarios y el de simplificar la gestión de tu negocio. Haz un estudio de todos tus proveedores, analiza los que funcionan mejor, la calidad de sus materias primas y vuestra relación a largo plazo. Ofrece pedidos garantizados a largo plazo y negocia las condiciones, es mejor tener 3 proveedores de calidad que una lista de 9 donde no sabemos quien funciona o quien no.
– Segundo paso: Aquí es cuando toca externalizar algunos servicios para reducir las incidencias, los trámites administrativos, los costes fijos y el tiempo que perdemos solucionando problemas que podrían no ser más que una anécdota. Servicios de limpieza, seguridad, transporte, envíos por correo, mantenimiento… Todas estas tareas se pueden contratar con una empresa externa que se encargue de la gestión.
El objetivo de esta estrategia es la de reducir los costes que tiene asumir un modelo de negocio anticuado. Un negocio mediano o pequeño no tiene por qué perder recursos en gestionar el servicio de limpieza o mantenimiento cuando puede externalizarlos y mejorar su estructura de raíz.