Cuando en marketing se habla de “branding” mucha gente cree que se trata solo del proceso de elegir un buen nombre. Un nombre fácil de recordar, que se pronuncie de forma sencilla y que quede en la mente del público. Sin embargo, el branding es un concepto muy complejo y necesario que engloba mucho más de lo que imaginas.
El nombre de tu empresa es el reflejo de tu reputación, la primera impresión que perciben los clientes y tiene la capacidad de aumentar o disminuir las ventas de forma drástica. El branding es sinónimo de identidad y, si quieres que tu negocio sea duradero y visible para todos, necesitas invertir tiempo y recursos en este elemento.
Las tres reglas básicas para determinar que has elegido un buen nombre para tu negocio es que debe tener resonancia, ser relevante y debe contribuir a generar buena reputación y darle cuerpo a tu marca personal.
Un buen nombre hará que te posiciones mejor en internet y tu visibilidad en redes y buscadores aumentará. Las grandes empresas hacen grandes estudios de mercado, pero gracias a internet todos tenemos a nuestro alcance la posibilidad de consultar los nombres que nos gustan en diferentes plataformas de la red para ver su repercusión, su significado en diferentes idiomas o si ya hay otra empresa que lo use.
En definitiva, del mismo modo que antiguamente solo con el apellido una familia con buena reputación era bien recibida en todas partes, si sabes crear una imagen positiva alrededor del nombre de tu negocio, las ventas subirán de forma instantánea y disfrutaras de ingresos extra solo por el poder del branding.
¿Qué proceso has seguido para darle nombre a tu negocio? ¿Hiciste antes algún estudio de mercado?