Casos de éxito

Tabacs Miquel

¿Quieres saber por qué Miguel la ha rentabilizado al 100%?

Se podría decir que Miquel Acero jugaba con ventaja a la hora
de decidirse por Cashlogy. En su estanco de Pallejà, el único del
pueblo, con una clientela fiel de toda la vida, ya tenía máquinas
expendedoras desde hacía años, y su experiencia con ellas
siempre fue positiva. Así que el día que supo de Cashlogy no lo
dudó. “Tenemos unas 500 operaciones diarias. Son ventas rápidas
y continuadas, y necesitaba algo que me ayudara en el día a día.
Además, la reputación de la marca me generaba confianza”,
recuerda.

"Nunca se cierra la operación si no se cobra la venta, así que resulta imposible que haya error en el cobro del producto. Todo cuadra siempre"

Y el tiempo le dio la razón a su intuición. Acero está muy satisfecho con la nueva máquina. Razones tiene. Las principales: la seguridad de que los números acaban cuadrando al céntimo, la facilidad de uso y unos “costes ajustados”.

La fiabilidad que ofrece Cashlogy es uno de sus grandes puntos fuertes, según el estanquero. “Nunca te puedes equivocar, es imposible. Nunca se cierra la operación si no se cobra la
venta, así que resulta imposible que haya error en el cobro del producto. Todo cuadra siempre”, explica Acero, que valora “la tranquilidad a la hora de trabajar” que supone que los números siempre encajen.

 

“Antes, era complicado cuadrarlos porque te podías equivocar en un cambio por 20 céntimos o teclear mal el importe cuando ibas a cobrar con tarjeta. En cambio, con Cashlogy, la exactitud es total porque el TPV te pide directamente la cantidad exacta, lo que evita que tengas que teclearla, y si cobras en efectivo te va diciendo cuánto le falta para acabar de pagar o, si le pones muchas monedas, la máquina se queda las que necesita y las demás van al cajón del cambio” También le aporta “traquilidad”, la seguridad de cara a posibles robos. “Es como una caja fuerte. Pesa muchísimo, así que nadie podría llevársela, y es muy segura”, describe. Como resulta tan sencillo de usar, todos sus empleados la utilizan. Pueden llegar a ser tres en el estanco atendiendo a los clientes. De hecho, es la principal herramienta con la que cobran en su negocio: “Desde el primer día todos trabajamos con ella, apenas hay que saber cuatro cositas. Es muy fácil de usar: desde el momento que empieza el proceso de venta la máquina te pregunta si es en efectivo o con tarjeta, y luego ya está. Si  es en efectivo se trata de recoger el cambio y punto. Simplemente hay que mantenerla en buen estado, limpiando filtros, pasos de moneda, lectores de billete…”.

 

Otro de los beneficios de Cashlogy es que la liquidación de la caja se realiza semanalmente. “No hace falta hacerla cada día, y eso se traduce en una ganancia en tiempo”, valora Acero, que no descarta instalar otra máquina en el futuro. Apenas le encuentra cosas a mejorar. Una de ellas se deriva, paradójicamente, de una ventaja: la seguridad al aceptar billetes válidos y rechazar falsos. “El lector es muy sofisticado y, a veces, si el billete está deteriorado, hay que pasarlo en más de una ocasión para que lo acepte, lo que ralentiza la venta. Pero si no sucede eso, que tampoco es lo habitual, Cashlogy cuenta muy rápido el dinero”. Razones, todas ellas, para que Acero, resuma en una frase su experiencia con Cashlogy: “La he rentabilizado al 100%”.

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