Restaurantes La Fontana y Posidonia

“Todo cuadra al céntimo”, subraya el empresario, tercera generación del negocio que comenzó en 1963 con La Fontana y que se amplió en 2016 con Posidonia. Suyo podría ser el lema ‘Adiós preocupaciones’. “Es lo más importante de todo: la tranquilidad que te da saber que te puedes ir fuera un día o una semana y que el dinero va a estar seguro”, comenta Vives.

Pero una vez instaló las dos máquinas (ya ha pedido una más para La Fontana), descubrió otras ventajas que no había contemplado antes. Por ejemplo, la facilidad de uso y su rapidez, algo
clave para sus dos negocios, que tienen clientes todo el año. En verano, turistas, y en invierno población local que aprecia su comida tradicional (paellas, tapas, carnes y pescados). Hay movimiento continuo, de manera que necesitaba un dispositivo ágil y sencillo para cobrar a los comensales. “Cualquiera los puede manejar porque tienen un funcionamiento realmente fácil, y su limpieza y mantenimiento tampoco supone ninguna dificultad”.
“Además, no me ha fallado nunca, y eso no deja de sorprenderme”. Vaya, que Vives está encantado. Y eso que solo quería Cashlogy para no perder dinero…